La belleza de este planeta nos recuerda que debemos estar siempre agradecidos a la Divinidad por nuestras bendiciones diarias.

Y ahora tenemos una línea de corazón de Seul-Gi en Corea:

Querida Maestra Suprema, el Señor que ama al mundo entero, Amada Maestra Suprema, pienso en Usted mientras tomo fotos de la hermosa primavera en Corea. Por la Gracia del Señor que ama al mundo entero, la brisa sopla suavemente, las ondulantes ramas de los sauces bailan, y las flores primaverales con sus vestidos más hermosos cantan la canción de la primavera. En primavera, los renacuajos pronto se convertirán en ranas, y los peces están ocupados apareándose. El lago está en calma, como esperando a que el Señor, que ama al mundo entero, se siente en una silla vacía, aunque sólo sea por un momento, y descanse mientras disfruta de este hermoso día de primavera.

El cielo es azul, los pájaros están contentos y las hileras de álamos crecen cada vez más magníficas. Las flores están en plena floración, todas las criaturas despiertan y alaban al Señor, que ama al mundo entero, llenas de gratitud por habernos regalado esta hermosa, deslumbrante y gloriosa primavera. Esta dichosa fiesta de todos los seres vivos es gracias a la infinita Gracia de la presencia de la Maestra Máxima y Su Amoroso cuidado. Gracias, Maestra Máxima.

Que Usted, Maestra Máxima, el Señor que ama a todo el Universo, Esté siempre segura, feliz y viva una larga vida, bajo la protección de los Guardianes de la fuerza positiva más elevada, los Dioseas del Universo Original, y los Dioseas más allá del Universo Original. Deseo sinceramente a Dios Todopoderoso que se cumplan todos los deseos de la Maestra Máxima para todo el Universo. Como desea la Maestra Máxima, que la humanidad se vuelva vegana lo antes posible, para que todos los seres vivos puedan coexistir en paz. Seul-Gi, una discípula de Corea

Poético Seul-Gi, apreciamos la hermosa visión retratada en sus palabras.

La Maestra le envía esta feliz respuesta: «Simpática Seul-Gi, Corea es bella y majestuosa en mi memoria; los coreanos son espirituales, cariñosos, amable y queridos a mi corazón. ¡Se me saltan las lágrimas al pensar en todo esto! Gracias por llevarnos a tu radiante rincón del mundo a través de tus palabras. La belleza de este planeta nos recuerda que debemos estar siempre agradecidos a la Divinidad por nuestras bendiciones diarias. Que tú y la serena Corea seáis alegres y florezcáis con las flores de primavera en la Luz de Buda. Te quiero».